Introducción
Cualquier negocio puede verse afectado por los retrasos en los cobros. Estos repercuten negativamente tanto en la estabilidad financiera de la empresa como en sus operaciones diarias.
Problemas de liquidez, aumento de costes financieros, pérdida de rentabilidad, dificultad para una planificación financiera adecuada, deterioro de las relaciones comerciales y de la reputación de marca, menor capacidad competitiva…, son algunas consecuencias de dichos retrasos.